miércoles, 1 de diciembre de 2010

En tiempos de crisis... a poner la mejor de nuestras caras



(Now translated into English in http://maritza-in-english.blogspot.com/)


No sé cómo empezar esta entrada. Su propósito es intentar alentar a todos en estos momentos difíciles, incluida yo. De alguna forma u otra muchos estamos pasando por malos tiempos: unos con trabajos precarios, otros sin trabajos, otros que su sueldo no llega al día 10... ¿Para qué enumerar?

Me gusta estar informada, como muchos amigos míos pueden ver en mi perfil del "Caralibro". Este esfuerzo no es gratuito. Es mi manera de intentar entender este mundo en constante y rápido cambio. La intención de publicar artículos es para ayudar a otros a tomar una decisión estando informados, para ser conscientes de que el paso dado es el más correcto posible.... Por lo menos podremos decir: "Dentro de las posibilidades, he escogido la mejor opción".
Por lo pronto, por lo que he podido observar, España sigue siendo un país donde el más listo no corre, vuela; donde el que consigue el poder, le es difícil dejar la poltrona para que otro pueda intentar mejorar la situación, aún cuando ha cerrado más de una empresa por mala gestión; donde muchos puestos de trabajo no están diseñados por la necesidad del mercado, sino acordes a la necesidad específica de una persona en concreto (léase enchufismo); donde, por mucho que te esfuerces en tu puesto de trabajo, no serás recompensado con estabilidad laboral... Podría seguir con muchos ejemplos, pero no quiero pecar de cansina.
Con esta situación, en muchas ocasiones no me apetece seguir luchando y me pregunto para qué tanto esfuerzo, si voy a llegar al mismo callejón oscuro de la incertidumbre. Luego miro a un lado y veo la foto de mi hija, sonriéndome feliz y confiada y me digo: "Aunque vuelva al mismo lugar, tengo que hacer lo imposible para salir de aquí y buscar otra salida...".
Hace unos años tuve el placer de conocer a una familia compuesta por el padre americano, la madre, venezolana y sus dos hijos... autistas. Al parecer, ambos padres llevaban el gen recesivo y no podían tener más hijos, a riesgo de que padeciera esta enfermedad. Una vez le pregunté a él si no le parecía duro tener dos hijos con esta condición y lo que me contestó me cambió la forma de pensar acerca de las desgracias: "Ustedes (los latinos) están muy influenciados por la cultura de la iglesia católica: piensan que lo que se sufre es un castigo de Dios. Yo pienso que tenemos la fortuna de poder criar y cuidar a estos niños especiales, que es algo que nos hará más fuertes y que tenemos que agradecer que seamos nosotros y no otro que no pueda afrontar la situación"... ¡Qué lección me dio!
Y una vez más, vencida por mi positivismo, pienso que toda experiencia me hace más fuerte y más preparada para todo lo que me tenga que venir. Y con esta actitud, todo lo que me queda por vivir, lo valoraré y será cada vez mejor... ¡Qué remedio nos queda!

No hay comentarios: