miércoles, 4 de abril de 2012

El complejo de Edipo moderno



Tengo una conocida que se va a divorciar. Llevan muchos años juntos, entre noviazgo y matrimonio; tienen una preciosa casa, un hijo maravilloso, han soportado los vaivenes de la vida juntos... pero hay una gran brecha que los separa: la mamá de él. Él está yendo al psiquiatra por otros motivos que no vienen a cuento. Confío en que el que le esté tratando note que hay algo que no funciona en su relación de pareja. "Martin McFly" prefiere estar con "Linda McFly", en vez de querer estar con "Jennifer Parker" y su hijo. Su hijo puede tener un espectáculo importante en el cole, que siempre será mejor ir de compras con mamá... Todo con tal de estar a su lado. Incluso la relación con su hijo es distante, como que ese niño no le "pertenece". Espero que la criatura no tenga secuelas en el futuro. "Jennifer" está hasta las narices de seguir remando sola en la relación pendiente de casa e hijo como si fuera una madre soltera. Siente como que está compartiendo su vida con un compañero de piso, más que con un amigo, amante... marido. Mejor sola, que no acompañada.

Hay otro ejemplo en el cual un hijo decide, muy valerosamente, que se va a ocupar de su madre, después de que ésta se haya divorciado de su marido. El hijo no sólo la apoya económicamente, sino también la acompaña los fines de semana a donde ella quiera. Sus dos hermanos tienen su vida independiente de su madre e incluso pareja e hijos... Él continua dedicando todos sus esfuerzos a mantener a su madre, que lo ha pasado mal en la vida criando a sus hijos prácticamente sola. No tiene tiempo de "escaparse" y hacer una vida "normal" (si eso existe): conocer a alguien , salir con gente de su edad, enamorarse... Es posible que su timidez tenga parte de culpa y que crea que él es el único responsable del bienestar de su madre. Lo que sí pienso es que esta relación más parece una de una pareja, la única diferencia es que no hay intimidad entre ellos.

El último ejemplo es la prolongación del anterior. En este caso, durante muchos años convivió un trío... un tanto extraño. Los padres nunca se separaron y "Martin" seguía viviendo con ellos. Con la connivencia de la madre, el hijo se comportaba como el padre hacia su propio padre: echándole la bronca por lo que hiciera mal, aunque fuera un señor mayor y no tuviera la agilidad de antaño. Mientras tanto, Martin favorecía a su madre, la mimaba en todos los caprichos que ella quisiera y le reía las gracias. Un día "George McFly" cortó sus ataduras con este mundo y dejó a Linda y Martin por fin solos. La convivencia fue la de una pareja, donde él iba a trabajar y ella se quedaba en casa haciéndole la comida, aún cuando ya él podía valerse por sí mismo. El dúo estuvo bien... hasta que, de nuevo, inevitablemente, se convirtió en un trío. Martin, después de sesenta años de soltería y de no conocerse pareja formal, encuentra a una persona de la que se enamora... Ya la madre no es la preferencia de su hijo, ya no es la esposa de su hijo: ha traído un amante a su casa... y encima no puede decir nada, porque... ¡es lo normal!

Aquí quien tiene la mayor culpa son las madres: una, porque acapara a su hijo aprovechándose de la necesidad enfermiza que tiene de ella; la otra, por hacerse la mártir, aprovecharse de la bondad de su hijo y no darle respiro para que haga una vida como un chico de su edad; la última, por no haber tenido una relación sana con su marido y permitir que el hijo tomara el papel de cabeza de familia a cambio de que se hiciera lo que ella quisiera. Lo malo es que ellas  y sus hijos no son las únicas que sufren las consecuencias: también están una esposa, un hijo, los otros hijos de esa madre (que han sido lo suficientemente "egoístas" para hacer su vida) y la pareja.

Quien diga que ya no hay Martin McFlys, se equivocan. Hay un país que los tiene a patadas: Italia... ¿Quién se atreve hacerle sombra a la "Mamma"?

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