(Now also translated in English in http://maritza-in-english.blogspot.com/)
Poco a poco, pasó de ser un simple animal doméstico, con sus satisfacciones y sacrificios a ser un ser que te acompañaba aunque estuviera a tu lado durmiendo.
Ahora mi hija, Venus y yo estamos compartiendo un piso de dos habitaciones y un jardín mediano con mi actual pareja y, eventualmente, con sus dos hijos. La perrita ha sido el vínculo perfecto para que los tres niños se lleven bien y tengan algo en común: los tres la adoran y la miman.
No importa cuánto tiempo la tenga que dejar sola en casa (por trabajo o por viaje), Venus siempre me recibe con la cola agitando y con una mordida en la palma de mi mano mientras gime de alegría. Incluso tiene mucho cariño y saluda efusivamente al que le rescató de una muerte segura, su primer master. En el reino animal, de agradecidos está el mundo lleno…
Muchas veces, el motivo de nuestras salidas se basa en sacar a Venus de paseo. Es la solución perfecta para cuando no sabes dónde ir con los niños. No marea en los coches y es muy divertido verla cuando saca la cabeza por la ventana y sus orejas vuelan al viento. Cada día se hace más lista: descansa en los trayectos para que, cuando sale, tiene toda la energía para correr, saltar y… cazar.
Venus es una experta cazadora… de lagartos. Toda la población del lugar le teme cuando oye sus patas acercándose. No tiene problemas con las plantas y las piedras: ella con sus patas hace agujeros y con la cabeza mueve la vegetación hasta llegar a su presa. Una vez tuve que abrirle la boca con mis manos para liberar a un lagarto vivo que había cazado… Mi abuelo decía que era una cazadora nata por la forma de sus orejas: él sabría por qué.
Últimamente me ha sorprendido mucho porque he notado que, cuando me he sentido mal (un dolor de cabeza, un malestar…), ella se ha acercado sigilosa a hacerme compañía. Mi pareja le ha sorprendido más de una vez acostada a los pies de mi cama si estaba descansando de una migraña leve… Ahora mismo está acostada cerca de mí haciéndome compañía mientras escribo estas líneas…
No se saben los motivos, pero ha cogido manía a ciertas personas del edificio. Les oye salir o llegar y ya está ella atenta, vigilando su jardín. Muchos han intentado hacerse “amigos” suyos, pero no hay manera: no hay bocadillo de jamón que la soborne…
Es gracioso que sienta muchas veces que no es justo que ella nos tenga que esperar por fuera de tiendas o restaurantes. Ya incluso hasta mi pareja la considera parte la familia, aunque él no es persona amante de animales. Entendemos que, por razones de higiene y lógica, no se puede admitir a los animales en estos espacios, pero no podemos dejar que sentir que se hace una injusticia.
Por todo esto no entiendo por qué hay personas que compran un cachorrito de raza en Navidades o cumpleaños. Son la novedad y son queridos un tiempo. Luego resulta que son un engorro a la hora de irse de vacaciones y los abandonan en cualquier sitio. Estas vacaciones, mientras estábamos paseando con Venus por un barranco del monte de La Esperanza, encontramos los restos de un perro descompuesto. Si tuvo dueño, éste no tuvo el corazón ni el valor suficiente de ganarse el cariño y todas las satisfacciones que ofrece un animal de compañía.
También es cierto que se vedan muchos lugares al esparcimiento de los perros. Entiendo que hay muchos animales maleducados que no atienden a las razones de sus dueños. Por otra parte entiendo que los animales tienen sus instintos vivos… Si un perro está medianamente bien educado, no tiene por qué ser un problema si camina suelto al lado de su dueño (ayer Venus se cruzó con un corredor, al que no hizo ni caso, por ejemplo). Quizá habría que llamar la atención a aquellos dueños que dejan a sus animales sin atención alguna cuando están paseando, que no limpian cuando sus perros hacen sus cosas y recompensar con dejar pasear a los perros educados al lado de sus dueños, como los mejores amigos que dicen que son de los hombres.
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